Tratamientos para le epilepsia
El manejo clínico de la epilepsia se basa en la administración de fármacos antiepilépticos (FAEs), los que pueden ser usados en monoterapia o en combinación. Si bien la gran mayoría de los pacientes responde a este tratamiento, existe un porcentaje que desarrolla fármaco-resistencia (epilepsia refractaria a medicamentos), en los que la cirugía de epilepsia puede ser considerada como una opción. Sin embargo, es importante destacar que no todos estos casos tienen indicación quirúrgica, en general, el éxito del procedimiento está basado en la adecuada selección de los candidatos.
Con el fin de identificar a quienes se beneficiarían de cirugía de epilepsia es necesario realizar, además de electroencefalogramas de rutina, estudios de video monitoreo electroencefalográfico continuo (VM EEG), con el objeto de registrar las crisis del paciente y correlacionar los síntomas con el trazado electroencefalográfico.
El proceso de evaluación y selección de los pacientes candidatos a cirugía de epilepsia incluye, además, la realización e interpretación de diversos estudios complementarios, como la resonancia nuclear magnética cerebral, las neuroimágenes funcionales y la evaluación neuropsicológica, entre otros.
Pueden someterse a esta intervención los pacientes portadores de epilepsia focal, refractaria al tratamiento médico, en quienes se logra una localización precisa del foco donde se generan las crisis en el cerebro.
Es muy importante que exista una concordancia entre la sintomatología, los hallazgos electroencefalográficos, el examen neuropsicológico y las imágenes cerebrales. El área de origen de las crisis debe corresponder a una zona no elocuente de la corteza cerebral, es decir, a una zona que no tenga una función importante, como función motora o de lenguaje, ya que así puede ser resecada sin riesgo de secuelas mayores.
Si el paciente cumple con los requisitos, lo ideal es que la intervención se realice dentro de un plazo no superior a dos años.
La cirugía de epilepsia es una alternativa que se utiliza en diferentes países, con muy buenos resultados en general. De hecho, estudios internacionales muestran que un número significativo de pacientes queda libre de crisis o presenta una reducción significativa de su frecuencia, además de disminuir en forma importante la necesidad de medicamentos.